Cartagena emblemática, fresca ciudad amurallada
Imponente y majestuosa se viste de brillo. Alardea su belleza con estilo colonial. Su esencia pura reluce entre costas azuladas y castillos
Entre la brisa de la playa, el viento inquieto y curioso, agita suavemente las olas del mar. Mientras, buques y barcos aparecen en el horizonte, alondras y gaviotas se dispersan por el cielo.
Verdosos árboles florecen al compás de la costa, donde despliegan sus pomposas hojas, sobre casas coloridas.
Así, ramales y enredaderas sucumben los rincones; cuando la bahía resopla las murallas; y las torres avistan las mareas.
Alrededor, Bocagrande y la Boquilla, resaltan sobre la arena, con ventanas, aleros, y puentes que reflejan paisajes iluminados por el sol.
Desde allí, se liberan sorprendentes panoramas, que respiran frescos en su inmensidad.
El Centro Histórico
Cartagena mira inquieta los caballos galopantes, que entre carruajes sencillos y elegantes, descubren a turistas, el encanto ancestral de la ciudad.
Con sublime recorrido esculturas y obras sobresalen, como los Zapatos Viejos, el Castillo San Felipe, la India Catalina, el Teatro Heredia y la Torre del reloj.
Emblemas circundan descrestantes el lugar, junto a la tradicional plaza de dulces, que libera trozos frutales sobre turrones, suspiros y galletas cubiertos de almíbar, coco y tamarindo.
Sabores exóticos se esparcen, mientras comerciantes anuncian un nuevo caramelo y laboriosas artesanías en el mercado central.
Libertad y celebración
Entre el tic tac del calor, los eventos recobran vida. El cine, la cultura, y la música, prenden su chispa entre plazoletas y teatrinos junto al murmullo de tarimas.
Convenciones, encuentros, celebraciones y glamour, se mueven en los callejones, cuando una novia inmaculada suspira el aire romántico que flota en el ambiente.
Así llega la noche, vestida de luces titilantes, con estilo, frescura, y confort; esperando Noviembre para celebrar la independencia.
Destellos de ilusión
En el lugar que vio nacer las indias, entre antaño, conquista y libertad, las carrozas ansían el reinado, con gala, belleza y fantasía.
Mientras; pescados, ceviches y mariscos, se extienden entre calles, bares y cafés, donde transeúntes se reúnen a su paso para deleitarse de platos y menús.
Desde el muelle La Bodeguita, zarpan yates, canoas y kayaks hasta Islas del Rosario, Playa blanca o Barú junto a paradisiacos sitios cargados de trópico, arrecifes y delfines.
Cartagena, emblemática y amurallada, alberga sorpresas de tono aguamarina, con la esencia emotiva de Colombia y el encanto sutil de su respiro.
Crónica por:
Jackeline González L.
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